jueves, junio 15, 2017

Pequeña criatura hija del milagro




Te recuerdo como eras entonces
tibio pedazo de azabache pulido por las manos maravillosas de Dios
taciturna y triste
como una muñeca dormida en las habitaciones tropicales del verano
atrapada entre los espejos de la nostalgia
tratando de escapar de la melancolía que te ata a tu origen
a tu estirpe imperial
a tu musical esencia caribeña  
perdida entre los siglos de los siglos
en una isla del Caribe
naciste del fuego
una noche en que el viento bufaba entre los árboles
y estremecía la casa
y se alejaba airado más allá de las montañas
dejando a su paso el seco sonido de las campanas de la iglesia del pueblo
que repicaron por cinco días corridos
y luego enmudecieron para siempre
pequeña criatura hija del milagro
las comadres ya olvidaron tu nombre
que las tamboras gritan en las noches de luna llena
en que bajo las ceibas florecidas de sueños y estrellas
en una danza amanece la  esperanza
ya tus pequeñas huellas no se pierden por la playa
buscando duendecillos bajo las piedras húmedas
ni tu mirada se inunda de peces y pájaros marinos en el horizonte
ni tu falda ondea su sensualidad por las calles del pueblo
bajo las sombras del medio día
te has ido
te han llevado lejos tus sueños
a vivir entre las luces y la grandeza de una ciudad que se traga  a los seres humanos
y luego los vomita en cualquier lugar
estás aquí
ya yo te conozco
y te amo
te he amado desde siempre
desde la ausencia de estar a tu lado
sí te amo
nadie lo sabe
ni tú misma sabes que te amo
que disfruto estar junto a ti
sentir como tu pelo anochecido se enreda en el viento
y tu mirada estalla en la luz
y hace clarear la noche en tu sonrisa
sí te amo
y te imagino desnuda danzando en los balcones de la alborada
hasta terminar en mis brazos sudorosa y quieta
endulzando tus pezones de azúcar
mi boca
Domingo Acevedo
enero/15

Archivo del blog